Una iglesia que se llenó de vecinos para acompañar a uno de los suyos en un día tan especial. De la mano del alcalde de Valsequillo, Francisco Atta, y con todo el público en pie, aplaudiendo durante varios minutos, Agustín Calderín recibió este título por “el amor que profesa a su pueblo, vinculado al mundo de la cultura, concretamente, al Rancho de Ánimas de Valsequillo de Gran Canaria y a la artesanía, sabiéndose embajador de su pueblo preservando nuestras costumbres y tradiciones”, dijo Atta.
Una velada en la que Lucía Calderín, hija del homenajeado, habló en nombre de su padre, “es un honor y lo recibimos con humildad porque sin mayores pretensiones, él ha intentado mantenerse fiel a una tradición que recibió de su padre y que, además le nace del corazón. Ahora ve con orgullo cómo su querido Rancho de Ánimas va encontrando el lugar que le corresponde en nuestro acervo cultural. Hoy quiero hacer extensiva esta distinción a todas las personas que han hecho posible la pervivencia del Rancho de Ánimas a lo largo de los años. Todos y cada uno de ellos han ido dando forma y sentido a las alforjas que él custodia y, todos y cada uno de ellos, han dejado su impronta en el Rancho de Ánimas de Valsequillo”.
En este sentido, fueron varias las coplas que se dedicaron, precisamente, a aquellos rancheros que en la memoria aún perduran y han hecho posible que esta tradición siga viva en Valsequillo. Una noche en la que no faltó el Rancho de Ánimas de los Arbejales ni el Rancho de Ánimas de Teror.
Agustín Calderín Calderín, Ranchero Mayor del Rancho de Ánimas de Valsequillo, nació en el año 1937, en el barrio de Luis Verde. Al estallar la Guerra Civil española, su padre fue reclutado y trasladado a La Península durante casi tres años. Durante los años que estuvo en el Frente, su padre, Miguel Calderín Sánchez, se encomendó al Rancho de Ánimas de Valsequillo y le hizo una promesa que marcaría su vida para siempre. Prometió que, si volvía a la isla con vida y con salud, se encargaría de mantener vivo el legado del Rancho de Ánimas.
Después de 52 años como Ranchero Mayor, su padre le dio el relevo en un encuentro con los compañeros del Rancho de Ánimas en el barrio de Era de Mota en el año 1989. Los compañeros acordaron por consenso que D. Agustín Calderín, siguiera la labor de su padre, tarea que él acogió con ilusión y compromiso. Desde entonces hasta estos días, carga con orgullo la alforja que lo identifica como Ranchero Mayor del Rancho de Ánimas de Valsequillo. A lo largo de todos estos años y pruebas que la vida le ha ido planteando, su compromiso con el Rancho de Ánimas de Valsequillo, siempre se mantuvo y se sigue manteniendo firme e inquebrantable. Un legado que, con su compromiso y su dedicación, deja como patrimonio cultural al municipio de Valsequillo de Gran Canaria.