“Manos de artista incansable de Ramoncito el fueguista…” Así comienza la décima que reza en la placa que el Ayuntamiento de Valsequillo de Gran Canaria, descubrió ayer en honor a este pequeño gran hombre. Un reconocimiento a D. Ramón Martel Dávila, conocido cariñosamente por todos como "Ramoncito el fueguista" quien, rodeado por sus familiares, las autoridades políticas del municipio y numerosos vecinos y vecinas descubrió un monolito a la entrada del barrio donde vive en su honor. Una dedicatoria a este gran artesano de la pirotecnia, que ha llevado el nombre de Valsequillo por todo el mundo con sus espectaculares fuegos artificiales.
Ramoncito, el artista de la pólvora, el color y la creación, conseguía que el silencio del público ante su obra sólo lo rompiera el compás de las explosiones armoniosas con las que iba pintando el cielo de Valsequillo y de infinidad de rincones del mundo como Telde, Agüimes, Tejeda, Las Palmas, Alicante, Barcelona o Cienfuegos, en la mismísima Cuba, convirtiéndose en el mejor embajador de Valsequillo. Un artesano de la pólvora que aprendió de su madre esta labor y cuyo buque insignia son las palmeras canarias que nunca faltan en sus espectáculos y que, a partir de ahora, también le acompañarán en esta rotonda hecha en su honor.
Un hombre que ha conquistado el corazón de sus vecinos y vecinas con su humildad, sencillez y solidaridad. Siempre sonriente no es de extrañar que cuando te saluda por el pueblo te se saque del bolsillo un caramelo y te lo ofrezca para endulzarte el día. Un hombre que, ya retirado, dedicaba un día a la semana para ir al hospital a visitar a los vecinos y vecinas que allí se encontraban ingresados. Un gesto que describe su grandeza como persona, una persona humilde que siempre tiene un gesto agradable para todo el mundo.
Valsequillo honra así a un hombre bueno, un maestro artesano que con sus obras de arte nos ha hecho soñar a todos iluminando muchas de nuestras noches.