El Centro de Arte Casa de Saturninita, en San Fernando de Maspalomas, acoge este jueves 18 de enero, a las 18:30 horas, la presentación del libro de poesía ‘Amar con las alas del alma’, de la escritora novel Verónica Corrales Martín (Madrid, mayo 1972).
Esta presentación la organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, dirigida por la segunda teniente de alcalde Elena Álamo Vega, y coordinada por la edil Esther Delgado Sánchez, como actividad lúdica para el fomento de la escritura y la lectura.
Casada, con tres hijos y una nieta, Verónica Corrales se instala en Gran Canaria en el 2017, siguiendo la estela de su “compañero de viaje”, su marido Rufino, un funcionario de prisiones que siempre le ha dejado su “espacio para crecer”. La belleza de los parajes naturales de la Isla la tienen encantada. “No tienen precio”, dice.
Verónica se formó y trabajó como estilista de peluquería y estética desde los 17 años. Pero una alergia considerable le obligó a replantesarse su profesión y se reseteó como monitora de yoga, pilates y mindfulness. Se confiesa practicante de yoga y meditación, un camino de espiritualidad y salud en el que indaga y también difunde a través de su propio blog.
La escritora se considera “una persona creativa y sensible”, que se expresa en la vida “con diferentes matices”. “Es que soy muy libre y me encanta expresarme pintando, dibujando, escribiendo, leyendo, cosiendo… cosas que siempre hice desde niña y que no dejo de hacerlas”, afirma. Entre sus preferencias destaca “la filosofía, la psicología y escribir poesía”, una tarea a la que se dedica “en la mañana temprano, en la calma del silencio”, aunque también ha aprendido a “conectar con la escritura en el bullicio de otros ambientes”, dice.
Las 100 páginas de ‘Amar con las alas del alma’ dan visibilidad a los sentimientos de la autora. En sus 26 poemas aparecen alegrías y tristezas, la vida y la muerte, la naturaleza, la sociedad, recuerdos de infancia… temas diversos que se hilvanan con puntadas de amor. Ese es el sentimiento que se presenta “constante en todos los poemas”, confiesa Verónica. Por eso el título de su primer poemario. “Amar es no poseer, y eso da libertad emocional”, afirma. Describe su libro como “una lección de amor que la vida me ha enseñado, como una mirada cargada de empatía hacia las enseñanzas de la vida”.
En ese sentido, admite que hablar o escribir de lo que se siente resulta liberador para las personas, “porque es terapéutico. Liberar la esencia de quien somos realmente no es fácil, requiere introspección. Y en ese proceso, que tiene por finalidad ser libre y feliz, escribir es realmente muy sanador”. De hecho, reconoce que con la escritura supera el trance de la pérdida de seres especiales, personas como su padre o su hermana menor, a quienes transforma “en estrellas” en su universo poético.