San Bartolomé de Tirajana

EL IMAGINARIO ESCULTÓRICO DE VICENTE UÑA OCUPA LA CASA DE SATURNINITA

El artista afincado en San Fernando de Maspalomas expone 9 trabajos en piedra y madera que sorprenden a los espectadores por su potente impronta visual

El escultor residente en Maspalomas Vicente Uña Morán (Santibañez de Vidriales, Zamora, 1952) está exponiendo sus últimas creaciones en piedra y madera en la sala de arte de la Casa de Saturninita, en San Fernando, hasta el próximo 19 de diciembre.

Compuesta por nueve trabajos de distinto tamaño, la muestra fue inaugurada durante la noche del pasado viernes por la primera teniente de alcalde y responsable del área de Cultura y Acción Social, Elena Álamo Vega, y la concejala de Cultura, Esther Delgado Sánchez.

Las esculturas que Uña ofrece en esta muestra, la sexta que realiza en Maspalomas desde 1988, son fruto de un trabajo puramente artesanal en el que impera su imaginario inconsciente, pues se trata de un artista autodidacta que esculpe dando completa libertad y rienda suelta a las ideas que ve proyectadas en el interior de los propios soportes sobre los que trabaja. “Si hay un Cristo en un simple palillo, el Cristo terminará saliendo”, dice.

Pese a no ser obras voluminosas, las 7 esculturas de madera y las 3 de piedra que sustentan esta exposición tienen en común una potente y sorprendente impronta visual que quiebra la indiferencia y despierta la curiosidad de los espectadores, sobre todo por la figuración morfológica que el artista otorga a los materiales que recoge en sus paseos por los barrancos de la Isla.

En ese sentido, con paciencia y en el taller que tiene en su propio domicilio familiar en la urbanización Las Farolas, Vicente Uña es capaz de invertir un tronco de árbol y, a base de trabajo manual y a ojo, sin ninguna clase de boceto, convertirlo finalmente en la extracción de un cuerpo humano con modelación semiproporcionada y de expresión latente.

Además, esta muestra se caracteriza también por una evidente reflexión no pretendida sobre el paradigmático papel que nuestra sociedad de comunicación visual está otorgando a la sexualidad. Se aprecia sobre todo en los detalles resaltados de las obras realizadas en madera, en las que Uña consigue sin proponérselo que el espectador establezca diálogos de interrogación entre las piezas y su demonio interior.

Uña comenzó a esculpir y tallar como un hobby en 1986, tras comprarse un juego de marquetería para emplear el tiempo libre que le brindaban sus vacaciones. Recuerda que de niño jugaba con las piedras de molino y cantería que su padre y sus tíos manejaban con verdadera maestría.
 

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